Departamento de Oftalmología Infantil y Estrabismo

¿Quiénes somos los Oftalmopediatras?
Somos médicos oftalmólogos que desarrollamos interés científico por la pediatría, y decidimos dedicar nuestras horas a formarnos para perfeccionar habilidades clínicas y quirúrgicas en esta área.
La oftalmología infantil es una subespecialidad de la oftalmología que tiene certificación universitaria.

 

¿Para qué?

Aprendemos a ver…mirando, lo que significa que la vía visual se desarrolla durante la primera década de la vida a partir del estímulo visual adecuado. Entonces no detectar un problema visual en la primera etapa de la vida, puede significar una visión disminuida, o perdida, para siempre.
Ese camino de desarrollo visual es el que custodiamos los oftalmopediatras, algo así como un pediatra de los ojos.
Además, los ojos de los niños son distintos a los de los adultos, y pueden ser afectados por otro tipo de enfermedades. 

 

¿Qué tan temprano debo llevar a mi hijo al control oftalmológico?

Nunca es demasiado temprano para un control oftalmológico.
El primer control visual infantil es recomendado en el recién nacido. La Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI) recomienda luego realizar un control a los seis meses, al año de vida, a los tres años, y a los seis años. Más tarde los controles deben realizarse cada dos años.

 

Departamento de Oftalmología Infantil- Instituto Santa Lucia Paraná

El ojo del niño es distinto al ojo del adulto, y distinta es la patología que lo aqueja. Es un paciente inestable y cambiante. Años de investigación científica avalan protocolos especializados de prevención, diagnostico, tratamiento y rehabilitación. La atención oftalmológica pediátrica demanda complejidad, infraestructura y personal especialmente formado en la materia. Consultorios adaptados para tal fin, y quirófanos altamente bioseguros se tornan indispensables. Con la fundación de este Departamento, el Instituto Santa Lucia cumple el objetivo de brindar una atención médica oftalmológica más completa, y de mejor calidad, para el grupo familiar todo, protegiendo de manera distinguida la salud de los más pequeños.

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Desarrollo normal de la visión

La vía visual sufre un desarrollo espectacular en los primeros meses y años de la vida. Desde el ojo hasta la corteza visual cerebral, las estructuras crecen y se desarrollan equilibradamente, especializándose para el ejercicio eficiente de la visión. Y el mayor crecimiento se da en los primeros dos años, considerándose al primer mes de vida como un “período crítico”. Un bebe recién nacido puede ver, y tiene preferencia por ver  los rostros de las personas que lo rodean.  Al mes de vida, fija con facilidad la mirada en los ojos de mamá, a los dos meses  sigue, y se sonríe. A los 6 meses tiene visión estereoscópica (de profundidades) y movimientos oculares conjugados bien desarrollados. La formación de imágenes en un ojo sano, acompañado de  una vía visual sana, es el estímulo, y la consecuencia, de este desarrollo normal. De allí que cualquier enfermedad que afecte estas estructuras, en esta etapa de la vida, es capaz de generar un compromiso del desarrollo, y una secuela. Un niño de 6 años logra la agudeza visual del adulto, pero todavía su desarrollo visual está en proceso, y su vía visual conservará cierta plasticidad hasta los trece años.

Importancia de los controles oftalmológicos pediátricos

Detectar enfermedades oculares en los primeros años es fundamental para proteger el complejo y delicado desarrollo normal de nuestros niños. El propósito de los exámenes periódicos  es identificar a aquellos niños que padecen enfermedades visuales capaces de generar un compromiso de este desarrollo, e instaurar un tratamiento adecuado según edad. Y la sensibilidad en la pesquisa de enfermedad es mayor cuando se suman sucesivos controles anuales, que cuando se realiza una sola valoración, una sola vez. Además, las enfermedades visuales pueden presentarse a distintas edades. La Academia Americana de Oftalmología, la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil, y recientemente la Sociedad Argentina de Pediatría recomiendan el primer control visual en el recién nacido, y luego a los seis meses de vida, para el estudio de los movimientos oculares. Después, se recomiendan controles anuales en los primeros años, los cuales se podrán continuar  posteriormente, por ejemplo cada dos años, después de los cinco.

Enfermedades que debemos detectar (Breve reseña)

En el primer año de vida: las enfermedades visuales son por suerte infrecuentes, pero pueden ser causa  de compromiso visual severo o perdida de la visión, y para algunas de ellas resulta fundamental la consulta temprana y el tratamiento oportuno. Ej.: la catarata congénita, el glaucoma congénito, y el retinoblastoma (enfermedad maligna capaz de comprometer  la visión y la vida).

Retinopatía del prematuro: patología de la retina capaz de comprometer gravemente la visión, que se presenta generalmente en bebes que nacen con menos de 30 semanas de gestación, y menos de 1500 gramos. Son los especialistas en neonatología quienes están atentos a la hora de indicar el control visual de estos pequeños.

Estrabismo (ojos desviados): se ha descripto una frecuencia del 1 a 3 % de la población infantil.  Su diagnostico y tratamiento temprano es fundamental, ya que se asocia en un 50 % de los casos a la aparición de ambliopía (alteración del desarrollo de la vía visual con visión disminuida). La ambliopía (ojo vago), en estos casos,  es consecuencia de las alteraciones sensoriales que el estrabismo desencadena, ya que compromete  la visión binocular normal y el sistema nervioso suprime la imagen que recibe del ojo desviado, o establece correspondencias anómalas entre la información que recibe de un ojo y el otro.

Defectos refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo): muy frecuentes en la población infantil, y con una incidencia variable según edad. Algunos trabajos científicos refieren una frecuencia del 7 % en la población preescolar. Pueden afectar a los dos ojos, o solo a uno y pasar totalmente desapercibidos para el paciente y la familia. También son causa de ambliopía.

Otros: la inflamación de la úvea conocida como uveítis puede ser  asintomática en los niños y traer serias consecuencias, los defectos congénitos del nervio óptico, la enfermedades infecciosas contagiadas durante el embarazo o en los primeros años (TORCH), las enfermedades heredo degenerativas de la retina, anomalías del segmento anterior, la obstrucción congénita de vía lagrimal, síndromes genéticos con afectación visual, etc.

Examen del Recién Nacido

El “período crítico” de desarrollo de la visión transcurre durante el primer mes de vida (vía retino-geniculo-cortical), y es la “ventana de tiempo” que tenemos los oftalmólogos pediatras para detectar las enfermedades, que de presentarse en esta etapa y entorpecer el estímulo visual, pueden dejar secuelas permanentes (ej. Catarata congénita). Además, la detección temprana de enfermedades oculares de distinta índole (congénitas, genéticas, infecciosas, tumorales) permite un mejor planteamiento de estrategias de tratamiento y rehabilitación, tanto para el ojo, como para el resto de la economía.

Son muchas las sociedades y entidades nacionales e internacionales que hoy en día aconsejan la realización de dicho examen.

Tras la elaboración de una historia clínica acorde, el examen del recién nacido debe incluir la inspección general, el examen de agudeza visual, el examen de reflejos pupilares, el Test de Bruckner, el examen de motilidad, la esquiascopia con dilatación, y la oftalmoscopia binocular indirecta o examen de fondo de ojos con dilatación. Este último punto es crucial, ya que enfermedades como el retinoblastoma, la retinopatía del prematuro, las hemorragias retinales, las anomalías de papila óptica, las retinitis por TORCH, entre otras…solo pueden ser detectadas de esta manera. El examen de fondo de ojos con dilatación completa no puede ser dejado para otro día, y es una parte ineludible y fundamental de esa “primer consulta” de control.

Se desprende de todo lo anterior, la evidente complejidad de esa consulta oftalmológica neonatal y su incuestionable necesidad. Siendo especialmente merecedora de tiempo (no menos de una hora de dilatación pupilar previa), de insumos y personal altamente calificado.

Una entidad que se plantee brindar una atención integral al grupo familiar y proteger la salud visual de los más pequeños, de manera adecuada, se ve obligada a contemplar  estos asuntos, porque afectan directa e indirectamente sus procedimientos, y protocolos de atención, gestión, y administración.

Examen del niño preverbal

Los niños pequeños, generalmente menores de 3 años de edad, aun no responden al examen clásico que se realiza en cualquier consultorio de oftalmología general, y que incluye empleo de autorefractometro, lámpara de hendidura y cartel de snellen. Necesitan un examen adaptado que acarrea el uso de otros test de agudeza visual, como por ejemplo el Tambor Optoquinetico, el Test de Fijación Preferencial y el Test de Optotipos de Lea. Además demandan un estudio de la motilidad ocular (porque corresponden al grupo etáreo con mayor incidencia de estrabismo) y un examen sensorial (Test de Lang). Estos niños tienen también indicación de  esquiascopia con dilatación, debido a que los errores diagnósticos que pueden presentarse con tan solo refractometria sin dilatación son enormes (mucha acomodación ocular fisiológica). Por último tengamos en cuenta que el retinoblastoma (neoplasia ocular maligna con 10 % de mortalidad) tiene por blanco a los niños menores de 4 años, y la única manera de alcanzar un diagnostico precoz es con oftalmoscopia binocular indirecta (OBI), estudio que también requiere dilatación y que no debería postergarse más allá de la primer consulta.